Hace
algunos años las políticas de educación están en el centro de la
discusión política, tanto en el escenario europeo como en el
mundial.
Analizando
los datos recopilados por el Anuario de Educación en España 2013,
podemos evaluar el nivel de educación de los alumnos españoles
confrontándolo con el nivel de los alumnos de otros países miembros
de la Unión Europea y del resto del mundo.
Si
observamos, por ejemplo, los rendimientos medios en comprensión
lectora, matemáticas y ciencias a los 15 años y el porcentaje de
alumnado con Nivel 1 e inferior en el año 2012, podemos ver que
España tiene puntajes bastante positivos en las tres disciplinas
(una puntuación media de 488 y un porcentaje de alumnado con bajo
rendimiento del 18,3% en comprensión lectora, una puntuación media
de 484 y un porcentaje del 23,6% en matemáticas y una puntuación
media de 496 y un porcentaje del 15,7% en ciencias). Respecto a la
situación media de los países de la UE, España se encuentra sólo
de un punto por debajo de la media en comprensión lectora, de cinco
puntos por debajo en matemáticas y de uno en ciencias, mientras
tiene escasos porcentajes de alumnado con Nivel 1 e inferior en las
tres destrezas con un 1,4% menos en comprensión lectora, un 0,3%
menos en matemáticas y un 2,6% menos en ciencias. Se deduce que por
término medio los estudiantes de 15 años en España tienen una
preparación suficiente y general,
ya que no son los mejores de Europa o del mundo si consideramos las
puntuaciones medias, pero tampoco los peores, porque son muy pocos
los que tienen un bajo rendimiento (Nivel 1 e inferior).
Sin embargo,
entre los Objetivos 2020 de los sistemas educativos y formativos en
la UE, se incluye el objetivo de asegurar que todo el alumnado
adquiera un nivel suficiente de destrezas básicas, en especial, en
lectura, matemáticas y ciencias y para ello se incorpora como punto
de referencia que para 2020 el porcentaje de jóvenes de 15 años con
un bajo rendimiento en las tres disciplinas mencionadas deberá ser
inferior al 15%, citando como fuente el estudio PISA.
Por esta razón,
España tendrá que empeñarse sobre todo en garantizar una mejor
enseñanza en comprensión lectora y matemáticas, porque el nivel de
rendimiento de sus jóvenes en ciencias en el 2012 no dista mucho de
dicho estándar europeo. Entre los otros miembros de la UE, los
países que tendrán que trabajar más para alcanzar el objetivo
europeo 2020 son Grecia (con un porcentaje de alumnado con Nivel 1 e
inferior en el 2012 del 22,6% en comprensión lectora, del 35,7% en
matemáticas y del 25,5% en ciencias), Hungría (con un porcentaje de
alumnado con Nivel 1 e inferior en el 2012 respectivamente del 19,7%,
28,1% y 18%), Luxemburgo (con un porcentaje de alumnado con Nivel 1 e
inferior en el 2012 respectivamente del 22,2%, 24,3% y 22,2%,), y la
República Eslovaca (con un porcentaje de alumnado con Nivel 1 e
inferior en el 2012 respectivamente del 28,2%, 27,5% y 26,9%). En
cambio, los alumnos de 15 años que ya en el 2012 tenían niveles
suficientes respecto al objetivo europeo 2020 son los de Alemania,
Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Países Bajos y Polonia. Todos estos
países, además de óptimas puntuaciones medias en el rendimiento de
sus estudiantes en comprensión lectora, matemáticas y ciencias,
tienen porcentajes muy bajos de alumnos con Nivel 1 e inferior en
dichas destrezas básicas. Por lo que concierne estos últimos
indicadores, destacan sobre todo los porcentajes de alumnado con bajo
rendimiento de Estonia (9,1%, 10,5% y 5%), Irlanda (9,6%, 16,9% y
11,1%) y Polonia (10,6%, 14,4% y 4%).
Es
interesante comparar los datos del Anuario y los diferentes
rendimientos analizados con el periodo histórico que estamos
viviendo. Este momento de crisis influye mucho sobre el nivel de
educación y de aprendizaje de los jóvenes de muchos países. No es
una casualidad que las puntuaciones de Grecia y de la misma España
sean muy inferiores respecto a las de los Estados que viven una
situación mejor desde el punto de vista económico y del welfare,
como Alemania y los Estados de
la Europa del Norte. De hecho, el rendimiento del alumnado depende de
muchos factores como la preparación y el número de profesores o el
dinero que los gobiernos nacionales gastan en la oferta formativa.
Los países con mayores recursos económicos pueden contratar a los
profesores más competentes del mundo, asignándoles un número
exiguo de estudiantes para que cada alumno pueda ser seguido con
constancia en su proceso de aprendizaje. Además, las posibilidades
de conseguir fácilmente un buen empleo una vez acabados los estudios
estimulan sin duda a los jóvenes para que tomen más en serio su
carrera.
G.I.
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